La película ‘Viva’, uno de esos casos en los que el cine cambia vidas

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El talento cubano se desborda y sigue llegando como una marea indetenible a Estados Unidos. Después de dar vueltas por el mundo y hasta quedar en las semi-finalistas a los Oscar de 2016 como mejor película extranjera, la aclamada cinta Viva  se estrena, comenzando por el lugar más probable y más improbable: Los cines de la ciudad de Miami.

Hablé con sus protagonistas sobre la película y es obvio que les ha tocado en lo más hondo. Ambos se siguen emocionando tras meses y meses de festivales y promoción. Es una gran señal. Héctor Medina, quien a sus 26 años recién comienza en la industria del cine aun se pellizca ante esta gran oportunidad de vida. Luis Alberto García podría estar en otra. Con más de 100 películas en su curriculum y el respaldo que le da ser hijo de actor, podría estar curado de espanto o asumir que se merece tanto elogio. Sin embargo, se nota que se enamoró de su papel de Mama y la cuenta orondo y orgulloso.

Screen Shot 2016-04-30 at 1.57.24 AMLa alegría pausada que les ha traído Viva sabe a cambios profundos en la sociedad cubana y a esos que los amantes de la Gestalt llaman círculo completo. La tercera pata de la mesa de esta cinta, que cuenta la historia de Jesús, un peluquero que sueña con cantar en un bar de travestis, es Jorge Perugorría. Este fue el actor al que vimos romper esquemas con su valiente interpretación de Diego,  en Fresa y Chocolate, la primera película que tocó abiertamente el tema homosexual en la Cuba de Fidel Castro.

En Viva, Perugorría hace del padre abusivo y castrador de Jesús, mientras que García es su salvador. Ambos son actores generosos, incluso cuando saben que probablemente el florecimiento del cine cubano, gracias a la inversión extranjera, les agarra bien avanzadas sus carreras. Se han puesto en los hombros a Medina, quien vuela alto, muy alto.

No puedo decir que el guión de Mark O’Hallaran es impecable, pero la dirección y las actuaciones, acompañadas por una nostálgica banda sonora, hacen olvidar que la historia se pone por momentos predecible. Francamente no importa.

Lo que sí se hace imposible de ignorar es la belleza trágica de La Habana. También el hecho de que el mensaje de la película sea “encuentra tu voz”. Hay tantos en la comunidad LGBT que necesitan de respaldo. Sin embargo, se me hace que Viva va más allá. Los cubanos de aquí y de allá están encontrando su voz más allá de la política. “Esta historia nos acerca”, me diho García. ¡Cuánta razón que tiene! Aquí está la entrevista:

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